Contaba apenas 20 años y era un completo desconocido. John Travolta comenzó a abrirse paso en el mundo de la interpretación, como muchos otros, a través de la publicidad.
Sus primeros trabajos frente a la pantalla datan de principios de los 70, concretamente en 1973. Ese año participó, por ejemplo, en una campaña promocional de las Fuerzas Armadas estadounidenses.
Se decía entonces que era mejor bailarín y cantante que actor. Algo así debieron ver los que le eligieron para un anuncio en el que salía cantando en unas duchas (siguiente vídeo), el cual resultaría 'premonitorio' (salvando las distancias) de lo que vendría más tarde. Papeles en los que primaba el baile y el canto a cualquier elemento dramático de interpretación.
De hecho, mucho se habló y escribió respecto a sus carencias interpretativas. Sus primeros y grandes papeles (Saturday Night Fever y Grease) tenían muchos puntos en común: baile, canción y aspecto de chico malo con el que llegar al público más joven. Y lo cierto es que se consiguió. Tanto, que finales de los 70 tenía a medio Hollywood en el bolsillo. Sin embargo, sus papeles le llevaron a un encasillamiento del que le costó salir. Travolta era un ídolo de jovencitas a principios de los 80. Sus interpretaciones como Tony Manero y Danny Zucko fueron explotadas al máximo para sus siguientes comerciales, no sólo en EE UU, sino también en otros países como Japón. El siguiente anuncio es uno de los muchos que hizo para anunciar una bebida en este país. No fue hasta finales de los 80 y especialmente en los 90 (1994), con Pulp Fiction, cuando Travolta demostró que, aparte de bailar, también había mejorado sus dotes interpretativas.
Fuente: http://www.20minutos.es
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